viernes, 27 de abril de 2012

Llega un momento en el que nada me puede hacer estar mejor.En el que nadie me puede sacar una sonrisa, y mucho menos, si no lo intentan. Porque quieras o no, es la cruda realidad. Que hay personas a las que nunca se les podrá llamar "amigos", porque no se merecen ese título, no se merecen ser agraciados con tal palabra, para que su tremendo ego incremente. Y luego estoy yo, tan gilipollas como siempre, tragando todas las mierdas que me lanzan como una ilusa, hasta que llega el momento en el que me atraganto, siento que no puedo más, que el mundo se me echa encima y no puedo sujetarlo.
TODO absolutamente todo me molesta, me siento insegura, inútil, y nadie me da razones para cambiar de mentalidad, porque cuando más necesitas a las personas, menos están ahí, y más daño te hacen.
No pretendo escribir para encantar, no estoy aquí para ello, me apetece desahogarme de una vez, porque este mundo me asfixia por todas las bobadas que hace la gente que me dejan sin respiración.
Y me cabreo con el mundo, como tantas veces lo he hecho, puede, que lo haga sin razón, pero lo he hecho, y resulta difícil dejar de hacerlo, porque siempre hay gente ahí, que se dedica a joderme a mí, mi vida, y todo lo que se le antoja.
Me doy cuenta de que siempre he vivido en una farsa, donde ya casi por obligación, tengo que estar siempre ahí con las personas, ayudando en todo lo ayudable, sacrificándome por hacer lo imposible. Me doy cuenta de que posiblemente, sea una sujetavelas, lameculos y no tenga personalidad. Y me doy cuenta cuando paso por un muy mal momento, cuando nadie me ayuda; que todo lo que yo he hecho por las personas, no lo hacen ellas de vuelta, que nadie es realmente un amigo, y que estás sola con un millón de palabras plasmadas en la pantalla de un ordenador que solo sirven para acordarse aún más de todo lo malo de esta locura.

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