Esa adrenalina que recorre mis venas cuando decides besarme deprisa, agarrarme de la cintura sin ninguna intención de soltarme. Tus manos, seguras de si mismas, recorren mi cuerpo palmo a palmo, sin verguenzas, con ganas de deseo, de pasión. Pero ambos sabemos que detrás de este momento de éxtasis hay mucho más. Que hay sonrisas descaradas, besos que huelen a amor, miradas de complicidad y unos cuantos te quieros que son verdaderos.
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